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Juan Germano en La Capital – 27/01/2019

“Los ciudadanos independientes están contrariados con todos”

Juan Germano es licenciado en ciencia política y gobierno. Becario en comunicación política en Goldsmiths, University of London. Profesor de Opinión Pública en la Universidad del Salvador.

 

“Los ciudadanos independientes (que son quienes definen elecciones) se encuentran contrariados con todas las alternativas: desencantados con Cambiemos, enojados con el kirchnerismo, desconfían del peronismo y son indiferentes a las alternativas de izquierda”, sostiene Juan Germano, director de Isonomía, una de las consultoras más respetadas.

El profesional expone que no vienen siendo momentos fáciles para la clase dirigente nacional, aunque no escapa a una situación que puede encontrarse en múltiples países del mundo. “A modo de ejemplo, si en Argentina tomamos la diferencia entre imágenes positivas y negativas de los principales dirigentes nacionales en diciembre de 2015, la misma era de 24 por ciento. En diciembre de 2018, el diferencial es de -5 por ciento. En cierta medida, todos perdieron”, sostiene Germano. Para él, la clave está, no respecto de identificar ganadores, sino encontrar quien perdió menos. “Una de las claves de la próxima elección será analizar quien logra generar ilusión en una ciudadanía apática y desilusionada. Será fundamental ver quien puede darle a cada uno de los espacios políticos un plus por fuera de lo que ya poseen”, mensura en una entrevista con La Capital. .

—¿Macri puede tener aspiraciones legítimas para ser reelecto? ¿Cuáles son sus números de imagen positiva y negativa?

—Durante el primer semestre del año, el promedio de imagen de Macri fue de 53 por ciento de positiva y 44 por ciento de negativa. El segundo semestre tuvo 45 por ciento de positiva y 52 por ciento de negativa (nuestra metodología no utiliza la categoría “regular”, sino solo positiva y negativa). En cierta medida, a pesar de haber crecido de manera considerable en diciembre, su imagen se invirtió. Esto desde ya que es una mala noticia para cualquier oficialismo. De todas maneras, este proceso de negativización no se vio acompañado de un crecimiento opositor. El gobierno sostiene su núcleo duro y encuentra un espacio de apoyo más blando, que hoy no lo está eligiendo pero que podría volver a hacerlo. En cierta medida, el gobierno necesita generarle “excusas” para que puedan volver a confiar en él. La polarización con el pasado es necesaria, pero no es suficiente.

—¿Un presidente con semejantes índices a los de Macri, en otro país, puede aspirar a una reelección?

—Tanto a nivel provincial como nacional, los índices de aprobación de los oficialismos en Argentina son bastante altos comparados con el resto del mundo. Es difícil encontrar niveles de aprobación en nuestro país como los que pudieron verse en Brasil con la figura de Temer por ejemplo (menos de 15 por ciento), con excepción de los últimos meses de la gestión de Fernando de la Rúa. Esta situación excede a la figura del actual presidente sino que es una característica más genérica: Cristina Kirchner dejó el poder con 50 por ciento de aprobación, cuando había un 70 por ciento de los argentinos que buscan un cambio. Cristina ha mostrado una enorme estabilidad en su imagen durante los últimos 3 años. Su promedio de imagen negativa durante el primer año de la administración Cambiemos fue de 62 por ciento. Durante el 2017 fue de 64 por ciento y el año pasado fue de 63 por ciento. (mediciones sin regular, solo positiva y negativa).

—En 2017, Cambiemos ganó pese a la economía. ¿Podría repetirse ese fenómeno en las presidenciales?

—El círculo vicioso de los años pares e impares continúa siendo una constante nacional. Años pares con alta inflación y crecimiento negativo. Años electorales con mejora respecto al anterior. En este esquema, los oficialismos suelen ser competitivos a pesar de la economía. Cual es uno de los ejes que habrá que seguir con particular atención: los datos duros que proporciona la tasa de desempleo y las percepciones sociales en función del temor o no de perder el empleo. Esta puede ser una de las llaves que diferencie esta elección de otras vistas en el pasado y es uno de los ejes en los que el gobierno debe poner particular atención.

—¿La única chance que tiene Cambiemos de ganar es teniendo enfrente a Cristina?

—La polarización contra Cristina Kirchner es necesaria pero no suficiente para Cambiemos. En un año donde la política entera ha perdido, los diversos espacios políticos han sostenido sus núcleos duros. Tanto Cambiemos como Unidad Ciudadana deberán buscar votantes por fuera de los que tienen y este es uno de los desafíos más complejos a los que se enfrentarán. Entonces polarizar entre ambos refuerza lo propio, pero no necesariamente genera nuevos votantes. Animarse a tensionar lo que se tiene para poder crecer hacia un electorado más independiente y volátil. Aportar matices a espacios monocolores. Los temas (seguridad, narcotráfico, aborto) y las personas (elección de candidatos a vicepresidente, primer candidato a diputado) serán claves.

—¿Qué sucedería si el peronismo se unifica detrás de una sola candidatura?

—En política nunca uno mas uno es igual a dos. Cualquier gobierno tendrá más chances de ganar cuanto más dividida esté la oposición, pero para poder responder esta pregunta es necesario comprender cabalmente que significa una unificación.

—¿Cómo repercutiría la candidatura de Lavagna, apoyado por el progresismo, un sector del radicalismo y un sector del peronismo?

—Para llevarlo a un plano futbolístico, no hay ningún Messi esperando en el banco de suplentes. Es decir, por fuera de los principales nombres que vienen circulando como potenciales candidatos presidenciales (Macri, Kirchner, Massa, Urtubey, Solá), cualquier otra alternativa puede presentarse con potencialidad para crecer y aprovechar su momento, pero ninguno tiene la potencia suficiente para quebrar la dinámica de la situación política de forma automática. Deberá recorrer el país y crecer en el Gran Buenos Aires.

—¿Se puede ganar una elección presidencial con la economía en recesión, como seguirá al momento de los comicios?

—Un oficialismo puede ganar con recesión siempre y cuando la tendencia de la economía sea positiva.

—¿Las expectativas de la sociedad siguen siendo negativas respecto al futuro económico?

—Si, un sentimiento negativo explica a grandes partes de la sociedad argentina. El problema es que la clase política no logra encausarlos para lograr crecer. Por fuera de los núcleos duros de cada espacio, los independientes (que son quienes definen elecciones) se encuentran contrariados con todas las alternativas: desencantados con Cambiemos, enojados con el kirchnerismo, desconfían del peronismo y son indiferentes a las alternativas de izquierda.

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