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Juan Germano en Clarín – 27/07/2017

58.471 horas de bombardeo proselitista, de aquí al 13 de agosto

Por: Eduardo Van Der Kooy

Ningún encuestador notó que el amperímetro popular se haya movido después de las primeras 96 horas de spots publicitarios en radio y televisión para las PASO del 13 de agosto. Es cierto que se trata de un período breve en comparación con lo que falta. Serán en total 58.471 horas de bombardeo proselitista. Para dar un número más aterrador: 3.508.260 minutos en que los oídos y los ojos no dispondrán de tregua. La difusión alcanza a 1869 emisoras de radio AM y FM y 837 canales de televisión por aire y cable.

Aquella falta de registro tendría explicaciones. Según el consultor Hugo Haime, por lo menos la mitad de los ciudadanos consultados se muestran aún ajenos a la votación. Juan Germano, de Isonomía, añade otro argumento. Los argentinos se vinculan tarde con las primarias. Sucedió en la presidencial del 2015. Pero al final terminan votando. La asistencia en las internas marcó la última vez un 79%. Esa cifra trepó a 81% en octubre. El arranque muestra en casi todas las fuerzas –sobre todo en las principales– una lógica de campaña parecida, sin los contrastes de épocas pasadas.

El Frente de Unidad Ciudadana de Cristina Fernández se deslizó con nitidez hacia la coreografía política que supo establecer Cambiemos desde que irrumpió en política en la Ciudad. Con la impronta de Jaime Durán Barba. Importa más la visibilidad de la gente que la de los propios candidatos. Sergio Massa y Florencio Randazzo se acercan quizás a un molde tradicional. Aunque tampoco demasiado.

El viraje kirchnerista podría indicar dos cosas. La abdicación de la épica y la ideología siempre pregonada. La interpretación de que la derrota del 2015 pudo haber obedecido antes a una cuestión de marketing que a la saturación social por tantos años de ejercicio prepotente del poder y políticas erradas. Cristina ha tomado sus cuidados. Sólo alude a los padecimientos de la gente producto de la economía de Mauricio Macri. No menciona fórmulas para mejorar la situación. Las que posee son conocidas e incidieron sobre este difícil presente.

La propia ex presidenta se corrió del medio de la escena. También abandonó los sermones. Sigue de campaña bonaerense eludiendo la presencia periodística. Aunque sus pasos van dejando huellas. Los tamberos de Lincoln, donde estuvo la semana anterior, derramaron miles de litros de leche como protesta por su visita. No lo hicieron únicamente por la crisis que atraviesa esa industria que el kirchnerismo hundió. También por la falta de pavimento prometido en muchas rutas. Aquellos camiones que arrojaron leche quedaron atascados en el fango que provocaron las lluvias de los últimos días.

Fuera de aquella prudencia cristinista sobresalen algunas extravagancias. Una de ellas es la de Guillermo Moreno, candidato en la Ciudad en la interna de Unidad Ciudadana. El ex secretario de Comercio propone que para bajar el precio de la comida, cuyo aumento adjudica a Macri, se obligue a Horacio Rodríguez Larreta a bajar los impuestos porteños. Desopilante. Quizás tanto como la propuesta de “garrote, garrote, garrote” para bajar los precios que impulsa José Sanfilippo. El ex futbolista y goleador se postula por el Partido Renovador Federal. Acompaña a Miriam Quiroga, la ex secretaria de Néstor Kirchner que habló de los bolsos con dinero que habrían circulado dentro de la Casa Rosada.

Los primeros spots de Cristina tomaron como lema “El mensaje es tu voto”. En uno de ellos se lee la inscripción “Macri no quiero vivir con miedo a que me despidan”. Ese recurso tendría menos novedad que la estética elegida. Fue utilizado en 1989 por Carlos Menem en el turbulento cierre de Raúl Alfonsín. Para enfrentar la candidatura de Eduardo Angeloz. Tal vez influya ahora, como antes, la mano del publicista José Albistur.

Cambiemos continúa fortaleciendo la idea del equipo y el mensaje de avanzar “juntos”. Aunque las estrellas de los spots destinados a Buenos Aires son María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. Un paso más atrás los candidatos. El oficialismo insiste además con la importancia de los timbreos y el contacto personal. Tal mecanismo, a juicio de los estrategas, produciría contagio.

Cambiemos, al igual que Cristina, ha tomado un recaudo. Sus imágenes trasuntan optimismo pero jamás el jolgorio con que en las presidenciales del 2015 convocaron al cambio. Nada de multicolores ni globos. La realidad no concede espacio para ese despilfarro. Massa y Margarita Stolbizer han enfocado sus dardos hasta ahora contra Macri y su gobierno. Con eje en la situación económico social. La intención primaria sería capturar los votos de los desencantados con el Presidente.

Sería su plan para crecer. Ese plan comenzó a contemplar en las últimas horas otro frente. El diputado Felipe Solá dedicó un spot a Florencio Randazzo. Con nombre y apellido. Le replicó el intendente de Bolívar, Eduardo Bucca, puntal del candidato del PJ. El massismo conjetura que de los votos que ahora cosecha el ex ministro de Interior y Transporte habría una porción que podría desplazarse a 1País. Randazzo se muestra en los spots como artífice de los nuevos documentos nacionales de identidad. Sube, anda y baja de los trenes. Nunca se olvida de la V peronista con sus dedos. Es lo que tiene para Cumplir.

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